Nos cuenta el amigo Daniel Vera que en el S.XIV San Antonio Abad ya tenía un altar dedicado en la Iglesia de San Pedro
Apóstol de Sueca y, a finales del siglo
XVIII, el vecindario del Barracam de
Cantarrana gestó una fiesta que, al languidecer en la barriada del Cabañal, la
familia Collantes reavivó al extender la celebración a toda la ciudad. Y es que
cada 17 de enero, al mediodía, la familia Collantes lleva la imagen de su
propiedad que, al menos, en 1875 ya poseían, a la Iglesia Arciprestal de San
Pedro Apóstol donde se hace una misa, se bendicen panecillos y algarrobas y se
cantan los gozos mientras se reparten panes a los asistentes. Después,
trasladada la imagen a la puerta de la Capilla del Cristo de l'Hospitalet, van
pasando los portadores de animales para recoger el panecillo y la algarroba
mientras el rector, desde un tablado, va haciendo las bendiciones.