La Circuncisión de Jesús fue la ablación ritual del prepucio. La ley
mosaica, por mandato divino, prescribía que fueran circuncidados a los ocho
días de nacer todos los varones de cada generación. El evangelista Lucas relata
cómo se cumplió esta ley en un acto en que también le pusieron por nombre
Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuera concebido. Posteriormente,
cuando se cumplieron los días de la purificación, se produjo la presentación de
Jesús en el Templo.