Existe una obra única en el Museo de Bellas Artes de Valencia titulada “Santos mártires jesuitas del Japón”, obra de Mosén Pedro García Ferrer, pintor aragonés de formación valenciana. Esta obra tiene el valor de ser contemporánea de los hechos pintados ya que fue realizada entre el 1600 y el 1650.
Los santos Pablo Miqui y compañeros, mártires en Nagasaki, sufrieron una persecución desatada contra los cristianos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte. Estos fueron ocho presbíteros o religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús y de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos. Todos ellos, incluso los adolescentes, fueron clavados cruelmente en cruces por ser cristianos. Sus nombres fueron: Juan de Goto Soan, Jacobo Quisai, religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquim Sakakibara y Francisco Adaucto, neófitos.