San Hipólito fue nombrado patrón de Cocentaina tras una votación popular realizada el 10 de Mayo de 1600 para que les protegiera de la epidemia de peste que desde Xàtiva se estaba extendiendo rápidamente. En esa fecha los ciudadanos se reunieron en la sala de sesiones del Ayuntamiento juntamente con el clero de las dos parroquias. Dentro de una bolsa de terciopelo colocaron tres papeletas con el nombre de tres santos. Una mano inocente, la de un niño, extrajo la papeleta de quien iba a ser el patrón de Cocentaina. El nombre del santo era para todos extraño: San Hipólito. Al escuchar el pueblo este nombre dijeran que no lo querían por patrón “por cuanto no le conocían”. No es que fuera un santo con poca sabiduría para la comunidad cristiana sino que no le conocían para las circunstancias para las cuales se le reclamaba como a santo protector. Por segunda y tercera vez el niño sacó la papeleta con el nombre de San Hipólito Mártir. Ante la providencial repetición, con gran gozo y alegría le invocaron y le admitieron por Patrón.
San Hipólito fue un soldado romano del siglo III al que se le asignó la tarea de custodiar a prisioneros cristianos. Convertido por ellos a la fe, fue martirizado por asistir al entierro de otros martirizados. Murió despedazado por dos caballos salvajes a los que le ataron. Los fragmentos de su cuerpo que se recogieron fueron enterrados a lo largo de la Vía Tiburtina en Roma. Adjuntamos imagen de su escultura callejera y de un plafón cerámico.