La iglesia de San Miguel de Aín posee una torre de sillería y es de una única nave con columnas de estilo corintio. De entre su patrimonio cabe destacar un lienzo de San Ambrosio del siglo XIX. Las comidas de hermandad congregan a todos los vecinos del pueblo alrededor de una gran hoguera que se enciende en la plaza a lo largo de los días que duran las fiestas. Existe además una fuente en un pequeño bosque de viejos y altos olmos. Al final de la olmeda un ancho arco alberga en su interior la fuente que mana de la misma falda de la montaña a los pies de un pequeño retablo de cerámica que reproduce la imagen del santo y que da nombre a la misma.
San Ambrosio, cuyo nombre significa inmortal, es uno de los más famosos doctores que la Iglesia de occidente tuvo en la antiguedad . Cuando apenas tenía 30 años fue nombrado gobernador de todo el norte de Italia, con residencia en Milán, y posteriormente, fue elegido Obispo de esta ciudad por clamor popular. San Ambrosio se negó a aceptar el cargo pues no era sacerdote, pero se hicieron memoriales y el emperador mandó un decreto señalando que el santo debía aceptar ese cargo. Desde entonces se dedicó por horas y días a estudiar las Sagradas Escrituras. San Ambrosio componía hermosos cantos y los enseñaba al pueblo; además, escribió muy bellos libros explicando la Biblia. Tenía además el don de la diplomacia, siendo llamado muchas veces por el alto gobierno como embajador del país para obtener tratados de paz cuando se suscitaba algún conflicto.