El 30 de Diciembre de 1839 el papa Gregorio XVI hizo entrega al reverendo Juan Bautista Bataller Pla, párroco de Aielo de Malferit, del cuerpo de San Engracio Mártir, encontrado en el cementerio de Priscila de la Vía Salaria de Roma, con un vaso que contenía una esponja con sangre del mártir y una inscripción. Entraron solemnemente estos restos en la nueva parroquia de Aielo el 2 de Agosto de 1840, teniendo misa propia por concesión especial.
En la descripción de la iglesia se decía que “la Iglesia Parroquial de Ayelo de Malferit, dedicada a San Pedro Apóstol, tiene varios altares, el mejor de ellos dedicado a San José, sito a la derecha del crucero y embellecido con cuatro lienzos de mérito y, sobre su mesa, está el sepulcro de San Engracio Mártir, con un busto ricamente vestido, dentro del cual se encuentran los restos del santo”. Estos restos y su imagen desaparecieron en 1936, aunque su cabeza se logró rescatar. Pero existe en la población una ermita construida a mediados del siglo XVIII conocida como Ermita del Calvario o de San Joaquín, aunque su advocación más popular es la de San Engracio, mártir cuya imagen se venera allí durante el año y que se saca en Procesión. Agradecemos a María Jesús Juan Colomer su amabilidad al poner a nuestra disposición este material que mostramos.