La Iglesia de San Juan de la Cruz, antiguamente iglesia parroquial de San Andrés, fue una de las primeras iglesias que se fundó en Valencia sobre una antigua mezquita tras la conquista de Jaime I. Su configuración actual data sin embargo de entre 1602 y 1615 y su primera piedra la puso el Patriarca y arzobispo de Valencia Juan de Ribera. Cercana al palacio del Marqués de dos Aguas, se dice que fue este quien puso el capital para su construcción. Es una iglesia de una sola nave con capillas entre los contrafuertes y cabecera poligonal. En su fachada los elementos decorativos se concentran especialmente en la puerta, mientras que el resto es un muro liso de ladrillo sobre zócalo de piedra rematado por una balaustrada con bolas. A los lados se abrían dos pequeñas capillas uno de cuyos arcosolios es aún hoy visible. La portada es ya de finales del siglo XVII y destaca por el uso de columnas salomónicas y de ménsulas laterales sobre las que parecen deslizarse dos figuras femeninas. El edículo superior está presidido por una magnífica estatua de San Andrés y destaca sin duda la decoración rococó de su interior.
Durante la Guerra Civil el templo fue saqueado, utilizado como fortaleza y sus obras de arte y su retablo mayor fueron destruidos, así como un púlpito de gran valor artístico. Al finalizar esta, la iglesia había quedado en un estado ruinoso por lo que la parroquia de San Andrés fue trasladada a la calle Colón. Nuestro edificio pasó a manos del Ayuntamiento que quiso demolerla pero se consiguió que no fuera derribada y que el ayuntamiento la vendiera en el año 1952 a la Orden de los Carmelitas descalzos que son sus actuales propietarios. Estos la pusieron bajo la advocación de San Juan de la Cruz. Adjuntamos una imagen de su escultura en la fachada de la iglesia del antiguo Convento del Carmen.
San Juan de la Cruz nació en Fontiveros hacia el año 1542. Pasados algunos años en la Orden de los carmelitas, fue, a instancias de santa Teresa de Avila, el primero que, a partir de 1568 se declaró a favor de su reforma, por la que soportó innumerables sufrimientos y trabajos. Murió en Úbeda el año 1591, con gran fama de santidad y sabiduría, de las que dan testimonio sus muchos escritos espirituales. Este santo tiene una calle dedicada en Valencia con un precioso azulejo.