Se cuenta que un peregrino, que se presentó como pintor de Biar, trajo para vender tres cuadros con la imagen de la Virgen. Los vecinos de Muchamiel ansiaron tener una y entre un vecino llamado Juan Artés y el resto del pueblo pagaron lo estipulado al pintor. De las otras dos imágenes, una se venera en el convento de monjas de Santa Clara, en el monasterio de la Verónica de la Santa Faz, con el mismo título de Loreto y la tercera desapareció milagrosamente.
Los vecinos de Muchamiel colocaron su imagen en la Iglesia parroquial del Salvador en una pequeña capilla en la concavidad o sótano de la torre. Y allí comenzó a recibir el culto y las ofrendas. Pero en el año 1545 una terrible sequía movió a los vecinos de Muchamiel a llevar la imagen en solemne procesión al templo de la Santa Faz en rogativa. Ya de vuelta, el cura que llevaba la imagen, tuvo que pedir ayuda porque se le hizo tan pesada que no podía sostenerla. Acudieron los que estaban a su lado y descubrieron que la imagen de la Virgen de Loreto, cubierta con un velo para liberarla del polvo del camino, derramaba lágrimas. De aquello ha quedado fija una lágrima en la mejilla izquierda de la imagen como testimonio de este hecho prodigioso. Se sucedieron entonces las gracias y fundaron una cofradía y le construyeron una nueva capilla inaugurada en 1620. Pero no esta libre de polémica, porque la ermita donde el cura que llevaba la imagen se hizo más pesada y donde derramó la lágrima, está en terrenos de la Villa de San Juan y no de Muchamiel, los sanjuaneros reclaman la tabla. Adjuntamos una antigua estampa.
Los vecinos de Muchamiel colocaron su imagen en la Iglesia parroquial del Salvador en una pequeña capilla en la concavidad o sótano de la torre. Y allí comenzó a recibir el culto y las ofrendas. Pero en el año 1545 una terrible sequía movió a los vecinos de Muchamiel a llevar la imagen en solemne procesión al templo de la Santa Faz en rogativa. Ya de vuelta, el cura que llevaba la imagen, tuvo que pedir ayuda porque se le hizo tan pesada que no podía sostenerla. Acudieron los que estaban a su lado y descubrieron que la imagen de la Virgen de Loreto, cubierta con un velo para liberarla del polvo del camino, derramaba lágrimas. De aquello ha quedado fija una lágrima en la mejilla izquierda de la imagen como testimonio de este hecho prodigioso. Se sucedieron entonces las gracias y fundaron una cofradía y le construyeron una nueva capilla inaugurada en 1620. Pero no esta libre de polémica, porque la ermita donde el cura que llevaba la imagen se hizo más pesada y donde derramó la lágrima, está en terrenos de la Villa de San Juan y no de Muchamiel, los sanjuaneros reclaman la tabla. Adjuntamos una antigua estampa.
