El culto al Santísimo Sacramento como Cuerpo de Cristo que se da a la Eucaristía fuera de la Misa está unido a la celebración del sacrificio eucarístico. Se produce una generalización de esta práctica en el siglo XII promovida por el movimiento monástico de Cluny que mandó labrar en sus iglesias altares y retablos en los que se incluía el sagrario, en una búsqueda de formas de espiritualidad accesible a los fieles. Toda esta devoción por el Santísimo Sacramento y su realce progresivo fue haciendo posible unas determinadas prácticas de piedad fuera de la eucaristía, entre ellas la exposición permanente o la institución de la Fiesta del Corpus Christi con su solemne procesión pública las calles. Su consolidación viene con el Concilio de Trento y los Autos Sacramentales. No debemos confundir este Convento de Corpus Christi con el Colegio del Corpus Christi fundado por el Patriarca San Juan de Ribera.