martes, 15 de octubre de 2013

GOZOS A LA INMACULADA CONCEPCIÓN, a la que se veneraba en una capilla del antiguo Convento de la Puridad de Valencia.




Juan Burgués era un habitante de Palma de Mallorca que sufrió un incendio en su casa del cual sólo pudo salvar un cuadro de la Virgen con el Niño en brazos. Cuando embarcó rumbo a Valencia con su hija Juana aconteció una terrible tempestad en alta mar que pidieron a la imagen que cesase. Juana prometió por su parte tomar los hábitos si aquella tormenta cesaba y así lo hizo en el año 1493 en el entonces Convento de Clarisas de Santa Isabel de Hungría de Valencia como Sor Juana Burguesa. Dicho cuadro fue colocado en una capilla del convento y empezó a recibir una gran devoción. Y sucedió un hecho prodigioso cuando la Abadesa Sor Damiata de Mompalau se encontraba orando ante este cuadro y vio cómo la imagen le pedía que la colocase en un lugar más adecuado para la pública veneración con el título de Purísima Concepción, manifestándole que en poco tiempo vería una inscripción que rezaba TOTA PULCHRA EST (toda hermosa eres). Al día siguiente se dirigió al dorso del cuadro y allí estaba la inscripción. Por ello fue colocado en una capilla exterior con el nombre de Capilla de la Inmaculada y su fama creció enormemente en la ciudad que la tuvo como Nuestra Señora María de la Puridad. Por ello la familia Forment realizó un magnífico retablo dedicada a ella que hoy se halla en el Museo de Bellas Artes, se fundó una cofradía en el año 1500 y el anterior Monasterio de Santa Isabel y Santa Clara pasó a llamarse de la Puridad en el año 1534.
El trabajo de imaginería del retablo mencionado corrió a cargo de la saga de escultores valencianos Pablo, Onofre y Damián Forment, quienes lo ejecutaron entre 1500 y 1503. La labor de pintura correspondió a Nicolás Falcó, quien entre 1507 y 1515 realizó un trabajo notable revelando influencias de su maestro Paolo de San Leocadio. El conjunto presenta un marcado carácter eucarístico, con sagrario expositor transparente en alto, de talla policromada y dorada con coros angélicos y tetramorfos, cuyo precedente más próximo se encuentra en el retablo mayor de la Seo de Zaragoza. En el centro de la predela, sobre una peana, se sitúa la talla de la Inmaculada Concepción que, según las fuentes, descansaba sobre el aracoeli. En las calles laterales se representa la Natividad de María y Presentación en el Templo junto a San Joaquín y Santa Ana. Culmina la calle central una Dormición de María que se completa en la predela con el resto de los gozos marianos. Los guardapolvos alojan efigies de reyes, profetas y una Coronación de la Virgen en su parte superior.