Existen actualmente dos ermitas del Calvario en Xátiva. Una de ellas fue construida por los franciscanos alcantarinos en el siglo XVIII y ha sido rehabilitada tras amenazar ruina. Es un templo amplio y majestuoso conocida como Calvario Alto, de bello porte, situada en un lugar elevado. La fachada remata en frontón triangular, partido por la espadaña de pilares. Sobre la puerta de medio punto hay un panel cerámico, y adosada a uno de sus laterales encontramos la vivienda del ermitaño. Su interior alberga las tres últimas estaciones del Via Crucis y las tablas e imágenes allí conservadas fueron trasladadas a la parroquia de San Pedro de la que depende.
La segunda de ellas, también conocida como ermita de los Capuchinos, se encuentra junto al viejo convento de esta orden y al llamado Calvario Bajo, que tiene la particularidad de contar con 28 casalicios, ya que incluye los Dolores de la Virgen y de San José. La ermita, que queda dentro de un recinto vallado ajardinado, fue restaurada y reabierta en 1980. Es de una sola nave, con cubierta a dos vertientes y fachada que remata en frontón triangular y espadaña alargada, con campana, tejadillo y cruz. La puerta, con rejas que permiten ver la capilla, es adintelada y sobre ella se abre un amplio óculo y un panel cerámico con el Cristo crucificado, la Virgen y San Juan. El altar es de obra, con un nicho que alberga una gran cruz de madera oscura.
La segunda de ellas, también conocida como ermita de los Capuchinos, se encuentra junto al viejo convento de esta orden y al llamado Calvario Bajo, que tiene la particularidad de contar con 28 casalicios, ya que incluye los Dolores de la Virgen y de San José. La ermita, que queda dentro de un recinto vallado ajardinado, fue restaurada y reabierta en 1980. Es de una sola nave, con cubierta a dos vertientes y fachada que remata en frontón triangular y espadaña alargada, con campana, tejadillo y cruz. La puerta, con rejas que permiten ver la capilla, es adintelada y sobre ella se abre un amplio óculo y un panel cerámico con el Cristo crucificado, la Virgen y San Juan. El altar es de obra, con un nicho que alberga una gran cruz de madera oscura.