La Ermita de la Virgen de los Desamparados de
Tavernes Blanques se halla enfrente del cementerio donde se exponían los cadáveres
de los ajusticiados para ser posteriormente enterrados. Y es que los
condenados a muerte en Valencia eran ajusticiados públicamente en la Plaza del
Mercado, normalmente por ahorcamiento o garrote vil. La justicia establecía que
los cadáveres quedaran expuestos hasta su descomposición para escarnio y
ejemplo pero esa costumbre era insalubre
y antihigiénica, por lo que ya a finales del siglo XIV se decidió trasladar los
cuerpos ajusticiados a este lugar. Aquí volvían a colgarse y quedaban
nuevamente expuestos y a merced de los elementos y las alimañas. La exposición
de los ajusticiados dejó de practicarse en el año 1790, pero la pena capital
siguió vigente y hasta bien entrado el siglo XIX se siguió enterrando aquí a
los condenados.
La Cofradía de Nuestra Señora de los Santos
Inocentes y Mártires se encargaba de la piadosa tarea de asistir a los
condenados y dar sepultura a sus cuerpos. En 1447 se levantó frente al
cementerio una ermita dedicada a la Virgen de los Desamparados, en la que
tenían lugar los oficios religiosos. La Cofradía sigue existiendo con el
nombre de Virgen de los Desamparados del Carraixet y sus miembros se encargan
del mantenimiento del jardín del cementerio y de sufragar misas en recuerdo de
los que aquí reposan. El templo que ahora existe bajo la misma advocación fue
construido en 1940 y sustituyó sobre el mismo solar a la primitiva ermita que
se encontraba en ruinas. El edificio está parcialmente adosado a viviendas
particulares y las fiestas de la Virgen se inician en agosto con la llamada
"Passà", traslado de la Virgen hasta la parroquia de la
Santísima Trinidad, que es devuelta a la ermita con "la Tornà",
tras la festividad de San Roque y con
gran estruendo de petardos y fuegos artificiales.