Según la tradición, el 21 de agosto de 1653 en el paraje de la Font Roja de Alcoy, el pavorde de la catedral de Valencia Antonio Bonaventura Guerau y Montllor junto con el cura de Confrides encontraron unos lirios blancos entre aliagas mientras reflexionaban y oraban. Al examinarlos encontraron que en sus bulbos se encontraban grabadas imágenes que representaban la Virgen tal como se la solía representar en su Purísima Concepción. Así comenzó un proceso que llegó hasta Felipe IV para demostrar que el milagro se había producido. Los lirios fueron llevados a Valencia el 28 de agosto donde se presentaron a las autoridades civiles y metropolitanas y se constituyó una comisión facultativa para su estudio. En el año 1664, después de la bendición de la campana de la ermita erigida en el lugar por iniciativa de Antonio Bonaventura, fue encontrado otro lirio similar que se presentó al Virrey de Valencia y el arzobispo ordenó la apertura de una Información jurídica del Milagrosa Hallazgo de la Imagen de Nuestra Señora en apoyo Purísima Concepción. Por indicación del virrey, el lirio fue enviado al rey Felipe IV el cual mandó reservarlo en su oratorio. Desde el año 1.653 se han construido sucesivamente tres ermitas en la Font Roja bajo la advocación de la Virgen de los Lirios y San Felipe Neri como copatrón con sus imágenes.