La imagen de San Cristobal del "Gremi de Pelaires" de Valencia, gremio de cardadores de lana, se guardaba en una capilla gremial de la Calle de la Corona por ser su patrón, aunque el edificio más parecía un simple almacén si no fuera por su cúpula. Este era el gremio más antiguo de la ciudad y por ello, en la procesión del Corpus, presidía a los restantes gremios. En dicha procesión, sacaban una gigantesca imagen del santo, estatua del escultor Tomás Comergues de 6,10 m. de altura, que por sus colosales dimensiones era tirada de las andas por una yunta de bueyes para poderla transportar. Su emplazamiento exacto estaba enfrente de la fachada del asilo del Marqués de Campo que estaba al lado de la Beneficencia. Esta era una construcción exenta en la parte trasera de la Calle Cañete ya que tras ella existía un huerto llamado "del Triador" y parece ser que esta capillita fue derruida hacia el año 1909 y la monumental imagen pasó con la extinción de los gremios a la hoy extinta Iglesia de San Miguel y San Dionisio. Finalmente, la imagen fue destruida en el año 1936 junto con todos los bienes y patrimonio de esta iglesia.
A los pies de San Cristóbal había una imagen de menor tamaño mirando al santo. Se trata de San Cucufate, eremita que encomendó a San Cristóbal la misión de transportar al Niño Jesús. En estas fotografías se ve la imagen en procesión, una de ellas a su paso por delante de la iglesia de San Bartolomé. En contraposición a su colosal tamaño, las Monjas Agustinas Canonjesas de San Cristóbal guardan una imagen de reducidas dimensiones a la que se profesa una secular devoción debido a su milagroso hallazgo.
A los pies de San Cristóbal había una imagen de menor tamaño mirando al santo. Se trata de San Cucufate, eremita que encomendó a San Cristóbal la misión de transportar al Niño Jesús. En estas fotografías se ve la imagen en procesión, una de ellas a su paso por delante de la iglesia de San Bartolomé. En contraposición a su colosal tamaño, las Monjas Agustinas Canonjesas de San Cristóbal guardan una imagen de reducidas dimensiones a la que se profesa una secular devoción debido a su milagroso hallazgo.
