La ermita de San Pedro de Castellfort es una iglesia construida sobre un antiguo templo mozárabe, de grandes dimensiones y de arquitectura románica de transición y gótica del siglo XIII. Tiene planta rectangular de tipo rural con arcos, altar con la imagen y la portada lateral es románica. Junto a la ermita se halla la hospedería y la casa del ermitaño cuya construcción data de los siglos XVI y XVII.
Cuenta la tradición que una noche don Blasco de Alagón, uno de los caballeros de los que se acompañó Jaime I en la Reconquista, atravesaba la montaña en dirección a Morella cuando fue sorprendido por una fuerte nevada. Era casi imposible caminar y la situación era peligrosa. De repente, en medio de la tempestad, atisbó una pequeña luz y el sonido de una campanilla que había colocado el asceta que vivía en la ermita. Como tantas otras noches intempestivas, éste trataba de auxiliar a los posibles viajeros perdidos en la montaña, como sucedió con Blasco de Alagón. El noble partió al día siguiente con sus acompañantes. Cuando oyó de nuevo el sonido de la campana, clavó su espada en el suelo señalando el lugar donde se colocaría una cruz de piedra en señal de agradecimiento, prometiendo además, que construiría un lugar de culto mayor que el que allí existía.
Es muy famosa la conocida como Romería dels catinencs que se realiza desde la localidad de Catí hasta la ermita de San Pedro de Castellfort.