sábado, 25 de febrero de 2012

GOZOS A SANTA MARINA DE JERUSALÉN, venerada como patrona de Torrebaja.

Nos cuenta el gran estudioso Alfredo Sánchez Garzón que esta virgen del siglo IV da nombre a sólo dos parroquias en toda España. En el siglo XVIII, un párroco de Torrebaja pidió la intercesión de numerosos santos para que cesara una epidemia de peste. Ninguna oración logró pararla, hasta que el sacerdote rezó a Santa Marina tras hacerse con un libro que narraba su vida. Su historia nos dice que el padre de Santa Marina, al enviudar, entró en un monasterio y la dejó a cargo de un familiar. Sin embargo, al poco tiempo la joven se vio obligada a refugiarse en el monasterio de su padre para lo que tuvo que disfrazarse de hombre con el fin de huir de un pretendiente que la acosaba. En el convento permaneció durante varios años ocultando su verdadera identidad. Gentes del pueblo donde estaba el convento acusaron a Marina de ser el padre de un bebé por lo que la expulsaron del monasterio y tuvo que vivir de limosnas y criar al niño durante dos años hasta la muerte de la santa a temprana edad. Por ese motivo se la representa con hábito de monje con un niño alzando dos dedos, uno por cada año que cuidó de él. Al lavar el cadáver de Marina se descubrió la verdad de su identidad y comenzó a extenderse su fama de santidad a través de varios milagros.
La iglesia de Santa Marina de Jerusalén de Torrebaja es un templo de reciente construcción cuya primera piedra se puso en 1954. Su fábrica es de ladrillo sin revestir y cantería de aire neomudéjar, con una esbelta torre-campanario del mismo material y basamento de piedra caliza tallada. El interior es amplio y luminoso, con tres naves. Este nuevo templo sustituyó a otro anterior construido en la década de 1660. Aquel templo barroco se alzaba sobre el mismo solar del actual aunque su tamaño era menor. Hubo que demolerlo a consecuencia de los daños que sufrió su estructura a causa de los bombardeos que padeció la población durante la última guerra civil y también a causa de los refugios antiaéreos que se construyeron en su subsuelo que propiciaron el corrimiento de tierra que agrietó el conjunto.