Existe
una capilla
de estilo neoclásico del S.XVIII dedicada
a San Luis Obispo en la Catedral
de Valencia, aunque inicialmente fuese destinada a los Borja, que
contiene su relicario,
y una parroquia dedicada en Valencia en el barrio de Campanar.
Además, la iglesia de la Compañía, cuya primera piedra puso el Patriarca
Ribera, se dedicó a San Luis Obispo en el año 1595 por orden de una
de sus financiadoras, Isabel de Borbón, que ordenó también que se le
erigiese un altar. También se le celebraba en el S.XVIII una concurrida festa
de carrer en la Calle de la Nau. Tuvo además un convento
franciscano dedicado en Chiva desde el año 1612 y de cuyos restos
tenemos una imagen.
La actual capilla de San Pedro fue mandada construir por Alfonso de Borja,
el que luego sería Papa Calixto III, para albergar los restos de San Luis
Obispo, santo francés cuyos restos fueron robados y traídos a Valencia como botín de guerra. Santo de
mucha devoción en la Francia de los siglos XIV y XV, fue tomado momificado de
Francia en el año 1423 por las tropas de Alfonso el Magnánimo como trofeo de guerra. Y
es que, cuando las tropas de la Corona de Aragón conquistaron Marsella en 1423,
uno de los trofeos tomados como prenda del triunfo fue el de las cadenas que
cerraban el puerto, que hoy podemos ver colgando en la capilla del Santo Cáliz,
y otras muchas reliquias como la del cuerpo del santo de Toulouse. Mucho
después, en 1862, el Cabildo mandó reliquias del santo a la diócesis de Tolosa
para paliar en parte el agravio de la expatriación de los huesos de San Luis. Pero, ya en el
S.XX, se intentó el canje de los restos completos de San Vicente Ferrer por los
de San Luis pero aquello no llegó a buen término.
San Luís era sobrino de otro San
Luís, Rey de Francia, e hijo de Carlos II de Nápoles y Sicilia y Conde
de Provenza. Estuvo preso siete años en Barcelona en lugar de su
padre. Renunció al trono y siguió a San Francisco de Asís. Designado Obispo de Toulouse , murió
en Marsella a los veintitrés años. Cuando Alfonso V el Magnánimo saqueó Marsella
en el año 1417, trajo a Valencia los restos del santo patrono de Provenza,
junto con las cadenas que cerraban el puerto de Marsella que están actualmente en la Capilla del
Santo Cáliz. Adjuntamos un lienzo
de Juan de Juanes del Museo Catedralicio que representa al
santo junto con San Vicente Ferrer.