El
amigo Francisco Soriano nos dice que este era un cuadro
actualmente conservado en el Convento de MM Agustinas ermitañas de San José
y Santa Tecla (Torrente) y consiste en una pintura sobre lienzo clavada en
soporte de madera. Nos muestra a la Virgen sentada en un trono con Jesús Niño
en su regazo y al que ofrece una pera. En pie, y a ambos lados del trono, se
sitúan dos ángeles orantes. Sendas coronas de plata y otras joyas se superponen
al lienzo. Es muy probable que sea copia de una tabla del S.XV. Su
capilla estaba situada en el lado de la epístola del templo y era la primera
capilla de la nave desde el crucero. La Virgen estaba en su hornacina protegida
por una cristalera y las paredes de la capilla se recubrían de exvotos. El 12
de enero de 1760 se fundó la Cofradía de Nuestra Señora de la Cerca.
Consecuencia de la invasión napoleónica fue la ocupación del convento y el
expolio de todas sus obras de arte y objetos de valor. El librero José Gil,
secretario de la Cofradía, consiguió salvar el cuadro trasladándolo a la
iglesia parroquial de Ruzafa. En 1815 volvió a su lugar de procedencia
donde permaneció hasta 1835. Suprimido el monasterio, el cuadro fue retirado
antes de la llegada de los funcionarios de la Junta de Enajenación. Los
cofrades y sus familias debieron custodiar la imagen
durante el tiempo que la iglesia permaneció sin culto hasta que las monjas de San
José y Santa Tecla se instalaron en el convento.
El
antiguo
Monasterio de San Vicente de la Roqueta es, junto con la Catedral, el
edificio con más trascendencia histórica de Valencia y data del siglo IV
cuando se levantó un “martiryum” sobre la tumba de San Vicente Mártir.
Hubo también en este lugar una necrópolis hasta el siglo VII. Desde 1231, Jaime
I quiso restaurar el templo con una comunidad monástica y configurar un conjunto
del que se conservan dos portadas, una de ellas con capiteles historiados,
compuesto de iglesia, monasterio y hospital. Así, en el conjunto estuvieron,
los Benedictinos de San Victorian de Asán (1238-1255), Frailes
Mercedarios (1255-1259) y de nuevo los monjes de Asán (1259-1287/89)
hasta que los cistercienses quedaron en posesión del conjunto como priorato
dependiente de Poblet. Durante el siglo XIV y XV se levantaron varias
capillas alrededor de la iglesia mayor. A mediados del siglo XV el monasterio
contaba con once monjes y contaba con las siguientes dependencias: cocina,
dormitorio, sala capitular, sacristía, y otras dependencias menores aparte de
la iglesia. En el siglo XVII la iglesia fue renovada utilizándose sillares de
la antigua fábrica. Se trata de un templo de una sola nave dividida en cuatro
tramos con capillas entre contrafuertes. A mediados del siglo XVII se renovaron
parte de las dependencias monásticas situadas en torno al claustro.
Durante la guerra de Independencia, las tropas francesas lo utilizaron
como cuartel. Tras la desamortización y la exclaustración de los monjes en
1837, el Ayuntamiento ordenó el derribo de parte del monasterio. Así
desaparecieron la cabecera del templo y su torre con fines urbanísticos. En
1838, la iglesia, el monasterio y los huertos fueron adquiridos por un
particular para ser dividido en viviendas. En 1879 las monjas agustinas,
procedentes del derribado Convento de San José y Santa Tecla, compraron
este monasterio e hicieron obras que le confirieron su aspecto actual. La
fachada
actual recayente a la Calle San Vicente fue realizada en el
siglo XIX con un revestimiento neogótico.
Aún
hoy y, tras décadas de lucha, el pueblo valenciano sigue esperando un destino
digno para todo este conjunto histórico que no sea condenarla a ser sede de
instituciones folclóricas ni entidades ajenas al respeto de la memoria del
santo patrón de la ciudad.