Cerca del Convento de la Merced de la
ciudad de Valencia, al poco de la conquista, se construía una casa para
los Hermanos de la Penitencia de Jesucristo pero, al ser suprimidos en
el año 1274, se les dio a las monjas dominicas a instancias de Jaime I,
sirviendo al principio para recoger a las mujeres públicas y por ello recibió
el nombre de Convento
de Las Magdalenas. Jaime Roig atribuyó el origen de este
monasterio al novelesco hecho de que una condesa extranjera de licenciosa vida,
abandonó su casa y vino a convertirse en vendedora de pescado de la ciudad de Valencia.
Su esposo al fin dio con ella y, teniendo conocimiento el Rey, ordenó que se la
encerrase en la torre del mercado, que fuera emparedada y se le diera a comer
pan por onzas. El marido ante tal castigo suplicó al Rey que junto a aquella
torre le permitiese edificar una casa a Santa María Magdalena, abogada
de los penitentes, para que en ella pudiera hacer penitencia su mujer . Parece
que el Rey destinó a este fin la casa de los hermanos de la penitencia y, tanto
la puerta de la iglesia como la de este convento, daban a la plaza del mercado.
El convento de las monjas de Santa María Magdalena poseía un campanario
de planta cuadrangular, alto y estrecho con dos campanas y, por remate,
aspilleras. Cuando en el año 1840 se derribó este convento y sobre su terreno
se construyó el mercado público y la pescadería, las pescadoras no quisieron
entrar en él aquel año por considerarlo lugar sagrado y establecieron la
pescadería frente a la Real Aduana, hoy Palacio de Justicia, y
cerca de la Puerta del Mar. El convento tuvo como patrono a San Cayetano
y para él hubo una de las capillas de la iglesia. Tal llegó a ser su devoción
y fama que multitud de lamparitas de plata ardían delante de su imagen para pedirle
favores. De hecho, cuando el convento fue arruinado por la invasión francesa las monjas se llevaron el atar del santo a la iglesia de San Bartolomé. Otras capillas tenían San Luis Bertrán, San Cristóbal, Santa Marta
y Nuestra Señora de la Consolación.
San Cayetano de
Thiene fue un noble
italiano nacido en Vicenza que en el año 1524 fundó la orden de los Teatinos
o Clérigos Regulares.
Tenían como regla que no debían poseer nada, ni debían pedir nada. Debían vivir
únicamente de las limosnas que los fieles les ofrecieran espontáneamente. Es
patrón de los gestores administrativos, así como de las personas que buscan
trabajo.