Como ya dijimos al hablar del icono de la Virgen de la Vela del Monasterio de la Trinidad de Valencia, se trata de una fundación medieval de gran importancia que custodia un icono sienés, la Virgen de la Vela, y otro bohemio, la Virgen del Refugio, que datan ambas probablemente del siglo XV. Esta última tiene una Cofradía que lleva su nombre y fue fundada en el año 1513 por lo que sus miembros la sacan en procesión en el patio exterior del monasterio tras la celebración de una misa. En ella, los cofrades portan las andas con una réplica de la pintura sobre tabla original del siglo XV de la Virgen Refugio de Pecadores, venerada en el monasterio regido por religiosas franciscanas clarisas.
La figura de la Virgen del Refugio que se conserva en el monasterio es una pintura original realizada sobre tabla, de aproximadamente 1,20 metros de altura, y se salvó durante la persecución religiosa de 1936 gracias a que una niña de ocho años de edad, que se encontraba en el patio del monasterio en el momento de ser asaltado por los milicianos, rompió a llorar cuando vio que iba a ser quemada la imagen. Tras ello, el miliciano arrojó la tabla junto con otros cuadros apilados a la salida del monasterio para ser enviados al Museo de Bellas Artes, convertido entonces en almacén del Tesoro Artístico de Valencia. Al acabar la guerra fue de nuevo recuperada por las franciscanas clarisas y colgada en su lugar habitual. La tabla, al parecer pintada al óleo en el siglo XV en la región de Bohemia, había sido traída por una aristócrata centroeuropea, de apellido Scandenberga, que llegó a Valencia en 1499 y se guardó en el monasterio de la Trinidad al no contar todavía el convento con obras de arte.
La figura de la Virgen del Refugio que se conserva en el monasterio es una pintura original realizada sobre tabla, de aproximadamente 1,20 metros de altura, y se salvó durante la persecución religiosa de 1936 gracias a que una niña de ocho años de edad, que se encontraba en el patio del monasterio en el momento de ser asaltado por los milicianos, rompió a llorar cuando vio que iba a ser quemada la imagen. Tras ello, el miliciano arrojó la tabla junto con otros cuadros apilados a la salida del monasterio para ser enviados al Museo de Bellas Artes, convertido entonces en almacén del Tesoro Artístico de Valencia. Al acabar la guerra fue de nuevo recuperada por las franciscanas clarisas y colgada en su lugar habitual. La tabla, al parecer pintada al óleo en el siglo XV en la región de Bohemia, había sido traída por una aristócrata centroeuropea, de apellido Scandenberga, que llegó a Valencia en 1499 y se guardó en el monasterio de la Trinidad al no contar todavía el convento con obras de arte.