Según la tradición, en Enova se dio culto desde tiempos muy antiguos a la Virgen María en su advocación de Gracia. Estando España bajo el dominio musulmán, siempre existió en esta población un buen grupo de cristianos que la veneró, como a la Hermitana de Peñíscola y la de Monserrate de Orihuela, y por este motivo se llamó “L'Ènova de los cristianos”. D. Jaime I, rey de Aragón, conquistó la población en el año 1.247 y quedó prendado por la belleza de esta imagen y por la veneración que le tributaban y la trasladó, según la tradición, desde su sencillo santuario a la actual Iglesia.
Esta es una talla de gran valor artístico, de estilo gótico, de mármol policromado y que pertenece a la escuela valenciana. Mide 1,18 m de alto y pesa 120 kg. La Virgen está de pie, con el cuerpo ligeramente inclinado, y apoya sobre su cadera al Hijo que lleva en su brazo izquierdo. El Niño coge con sus manos un pajarillo. A finales de Julio de 1936, la imagen fue ocultada en la casa consistorial. Más tarde, en Diciembre de 1937, fue llevada al Museo Municipal de Bellas Artes de Xátiva hasta que finalmente fue devuelta al pueblo.
