En el año 1276 un pastor vio descender del cielo siete estrellas en los límites de Gorga y Peñáguila. Cavando en ese lugar se encontró la imagen de la Virgen dentro de una campana y, para dirimir a quién pertenecía, el Rey Don Jaime estableció que la imagen fuera a Peñáguila y la campana a Gorga. Pero la imagen regresó al día siguiente a Gorga y allí decidió finalmente el rey que permaneciera. Inicialmente se construyó en ese lugar una ermita medieval ya que la Virgen de Gracia que albergaba era una talla atribuida al siglo XIV. Se trata de una figura que está de pie, en posición totalmente frontal, tiene la cabeza desproporcionadamente grande respecto al cuerpo; al brazo izquierdo se asienta el niño Jesús, que bendice con la mano derecha mientras con la izquierda sostiene el orbe. La Virgen viste una túnica de pliegues paralelos y verticales, que se arrugan un poco al tocar el suelo, así como un manto con pliegues muy esquemáticos. Pero otra versión nos dice que la antigua ermita de Ntra. Sra. de Gracia estaba situada en los lindes de Peñáguila y Gorga disputándose su propiedad las dos poblaciones. Por ello, al derruirse la ermita se procedió a un reparto mediante sorteo: la campana correspondió a Gorga y la imagen de la Virgen a Peñáguila. Una vez realizados los correspondientes traslados, por la noche la Virgen volvió a los restos de la ermita. Este hecho se repitió durante tres veces seguidas, por lo que se entendió que la Virgen deseaba pertenecer a Gorga, a cuya parroquia fue trasladada y donde permanece desde entonces. Adjuntamos una vista frontal y otra trasera de la imagen.
Actualmente no se observan restos de lo que en tiempos fue la ermita de Nuestra Señora de Gracia, y únicamente existe un pequeño monumento con un retablo cerámico que hace la siguiente alusión: “En este lloc, al voltant de 1276, fue trobada per un pastor baix d’una campana, la imatge de la “Mare de Deu de Gracia”. En 1785 se finalizó la capilla del Sagrario donde se halla expuesta.
