La Purificación de la Virgen María se hizo, según la ley de Moisés, pasados cuarenta días desde el nacimiento del Señor. Pues estaba escrito en la ley que la mujer que habiendo usado del matrimonio diera a luz un varón era tenida por impura siete días y en el día octavo se debía circuncidar al niño; después, debiendo todavía en lavarse y purificarse, se debía abstener de entrar en el templo durante treinta y tres días, cumplidos los cuales ofrecía a su hijo con algunos dones al Señor.
