La Historia nos dice que “En el año 1465, reinando D. Enrique IV el Impotente, D. Alvaro de Mendoza, Conde de Castro Jeriz, obtuvo del rey la donación de Requena y su término .Los vecinos de más reputación de la villa marcharon presurosos á la corte y advirtieron al Rey del yugo que ejercía sobre ellos el conde. Así ,los habitantes de dentro y fuera de la se alzaron contra la guarnición haciéndose fuerte su gobernador en el castillo y su fortaleza. El monarca ordenó que entregara la plaza á sus vecinos y la evacuase como perteneciente a la Corona pero se negó á darle cumplimiento. Los requenenses se invocaron a San Julián, que en forma de guerrero ahuyentó de Requena á sus opresores. Lo primero en que pensaron sus habitantes fue en nombrar al mencionado Santo compatrono ó segundo patrono de ella, toda vez que por primero ya tenían a San Nicolás de Bari, bajo el honroso título de defensor de Requena, y en erigir una ermita para colocar la imagen del santo mártir. Los opresores de Requena, en su huída dijeron, “Si los santos son contra nos, volvámonos”.
En el escudo de Requena sigue figurando el año 1468 y el yugo roto en recuerdo de estos acontecimientos. Esta ermita de San Julián, en la Cuesta de las Carnicerías por la que se llega a la puerta abierta en el siglo XV, constituía una de las puertas de acceso a la ciudad orientada hacia Valencia. San Julián mártir y su esposa Basilisa fueron un santo matrimonio que fueron forzados a casarse por los padres de Julián. Ellos acordaron vivir en virginidad perpetua. Julián murió mártir alrededor del año 304 y ella murió tranquilamente a pesar de haber sido también perseguida.