La ermita de la Soledad de Loriguilla es pequeña pero acogedora. En el pueblo viejo también existió una ermita en la cueva que ocupó el peregrino que trajo a la Virgen de la Soledad y, bajo óculo, se podía ver un retablo de azulejos que representaba a la Virgen y un pastor arrodillado. La nueva ermita es un edificio de planta rectangular con la entrada cerrada en un porche sostenido con cinco pilastras de mampostería.
Y es que la historia de la Virgen de la Soledad de Loriguilla arranca en el año 1658 cuando aparece un ermitaño desarrapado y descalzo con una tabla de la Virgen y ,después de haber andado por toda España, se asienta en el pueblo, construye una choza para la Virgen y comienza a recibir limosnas para hacer una ermita. Pero, a través de estampas ,la devoción y las limosnas fueron en aumento hasta que una noche el ermitaño despareció con su Virgen. Los vecinos se movilizaron y le localizaron en Valencia, quitándole la imagen, pero el ermitaño obtuvo algo de dinero por ella y desapareció. Los vecinos regresaron entonces al pueblo y levantaron una capilla a la Virgen.