El marianismo de la Orden de la Merced ha quedado plasmado en una serie de manifestaciones que
denotan el amor que San Pedro Nolasco y
sus frailes tuvieron a María de la Merced, Liberadora de Cautivos. En las
Primitivas Constituciones de 1272 se afirma que “están hechas para honor de
Dios y de la Virgen, su Madre, para señoría perpetua y utilidad de la Orden y
cuidadosa y suspirada liberación de los cautivos”. En el Proemio de las
Constituciones Amerianas se recuerdan la
maternidad divina de María, su perpetua virginidad, su mediación corredentora y
se alude a su gloriosa asunción. Esta Asunción será una de las advocaciones más recurrentes de la orden mercedaria.