Xàtiva tiene como copatronas a las santas mártires
Anastasia y Basilisa y tradiciones locales las consideran hijas de esta ciudad,
lo que parece bastante improbable e indemostrable. La creencia de que fueron
setabenses de nacimiento se sustenta en el argumento de que tienen un culto muy
antiguo en esta ciudad y en la creencia, jamás demostrada históricamente, de
que Pablo de Tarso pudo haber llegado a Hispania y predicado en tierras valencianas,
convirtiendo a estas dos mujeres en sus discípulas. En las faldas de su
castillo, la sinagoga vieja, tras la conversión forzada de los judíos en 1391,
se convirtió en la ermita de San Salvador y después en la ermita de las santas Anastasia y Basilisa. Situada en la actual Calle de las Santas, donde hay un
retablo cerámico que las representa, fue derruida en mayo de 1961. También la
Colegiata de Santa María de Xátiva guarda su recuerdo pues tiene cuatro
puertas, todas de sillería y de gran monumentalidad: las dos laterales, gemelas
y dedicadas a Santa Anastasia y Santa Basilisa mártires, son ejemplos
destacados del barroco. Aunque hoy poca devoción se les profesa, durante muchos
años fueron patronas del gremio de sastres de la ciudad.
Las santas fueron dos vírgenes y mártires
romanas ejecutadas en tiempos de Nerón. En Roma vivieron y en Roma murieron.
Sus reliquias se veneran en la iglesia romana de Santa Maria della Pace. Cuando
San Pedro y San Pablo sufrieron martirio ellas fueron las que, poniendo en riesgo su vida,
tomaron los cadáveres de los dos apóstoles, que habían quedado expuestos, y les
dieron una digna sepultura. Detenidas e interrogadas, manifestaron su deseo de
seguir siendo cristianas y fueron llevadas a la cárcel. Tras un nuevo
interrogatorio, las sometieron a crueles torturas.