La iglesia de Nuestra Señora del Pilar y San Lorenzo de Valencia, también llamada del Real Convento de Nuestra Señora del Pilar de Religiosos Dominicos, tuvo su origen en el año 1611 en un cenobio que debía estar compuesto por doce religiosos predicadores y confesores que atenderían los últimos momentos de los ajusticiados y de los enfermos del cercano Hospital de los Pobres Inocentes.
Entre 1667 y 1730 se realizó la edificación de la Iglesia, de una gran nave cubierta con bóveda de medio cañón rebajado, capillas entre los contrafuertes y cúpula sobre pechinas en el crucero para convertirse en un edificio barroco con importantes reminiscencias rococó. La torre campanario, de escasa altura y planta rectangular, consta de tres cuerpos. El de las campanas se adorna con balaustradas, uno o dos ventanales por lado, de arco de medio punto trasdosado. La terraza se decora con amplia cornisa y cuatro pináculos. El interior de la Iglesia destaca por su buena conservación, presentando en toda su pureza una decoración barroca a base de rosetas, plafones y escayolas profusamente doradas, lo que contrasta finamente con el blanco de los paramentos y bóvedas. Tan elegante conjunto se completa con un gran zócalo de azulejería del siglo XVIII, decorado con temas florales e historiados. El convento inicial fue derribado en 1964, permaneciendo tan solo la iglesia que tomó de aquel convento dos zonas para capillas.
Indulgencias a su cofradía.
Entre 1667 y 1730 se realizó la edificación de la Iglesia, de una gran nave cubierta con bóveda de medio cañón rebajado, capillas entre los contrafuertes y cúpula sobre pechinas en el crucero para convertirse en un edificio barroco con importantes reminiscencias rococó. La torre campanario, de escasa altura y planta rectangular, consta de tres cuerpos. El de las campanas se adorna con balaustradas, uno o dos ventanales por lado, de arco de medio punto trasdosado. La terraza se decora con amplia cornisa y cuatro pináculos. El interior de la Iglesia destaca por su buena conservación, presentando en toda su pureza una decoración barroca a base de rosetas, plafones y escayolas profusamente doradas, lo que contrasta finamente con el blanco de los paramentos y bóvedas. Tan elegante conjunto se completa con un gran zócalo de azulejería del siglo XVIII, decorado con temas florales e historiados. El convento inicial fue derribado en 1964, permaneciendo tan solo la iglesia que tomó de aquel convento dos zonas para capillas.
Indulgencias a su cofradía.