San Bonifacio de Tarso, Mártir, vivía en concubinato con una dama romana llamada Aglae, de quien era administrador. Un día esta mujer, movida por la gracia, lo envió al Oriente para que procurase reliquias de mártires. “¿Qué dirías –le dijo Bonifacio al partir– si te trajesen mi cuerpo por el de un mártir? ¿Lo recibirías?” Llegado a Tarso, vio cómo un gran número de mártires soportaban jubilosamente los más crueles tormentos. “¡Ah –exclamó– qué grande es el Dios de los cristianos, qué grande el Dios de los mártires! Servidores de Cristo, rogad por mí para que, unido a vosotros, yo también combata a los demonios”. Y, en efecto, confesó que era cristiano y, después de muchas torturas valientemente soportadas, fue decapitado. Sus sirvientes lo buscaron en la taberna y allí les dijeron que podría ser un romano que habían martirizado el día anterior. Efectivamente lo hallaron, compraron su cuerpo y lo condujeron a Roma, donde Aglae lo recibió y construyó una sepultura para él. En este lugar en la actualidad se halla la Iglesia de San Bonifacio y San Alejo, en el Aventino de Roma.
lunes, 9 de abril de 2012
LOORES A SAN BONIFACIO MÁRTIR, venerado como patrón de Carcaixent.
San Bonifacio de Tarso, Mártir, vivía en concubinato con una dama romana llamada Aglae, de quien era administrador. Un día esta mujer, movida por la gracia, lo envió al Oriente para que procurase reliquias de mártires. “¿Qué dirías –le dijo Bonifacio al partir– si te trajesen mi cuerpo por el de un mártir? ¿Lo recibirías?” Llegado a Tarso, vio cómo un gran número de mártires soportaban jubilosamente los más crueles tormentos. “¡Ah –exclamó– qué grande es el Dios de los cristianos, qué grande el Dios de los mártires! Servidores de Cristo, rogad por mí para que, unido a vosotros, yo también combata a los demonios”. Y, en efecto, confesó que era cristiano y, después de muchas torturas valientemente soportadas, fue decapitado. Sus sirvientes lo buscaron en la taberna y allí les dijeron que podría ser un romano que habían martirizado el día anterior. Efectivamente lo hallaron, compraron su cuerpo y lo condujeron a Roma, donde Aglae lo recibió y construyó una sepultura para él. En este lugar en la actualidad se halla la Iglesia de San Bonifacio y San Alejo, en el Aventino de Roma.
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