En el siglo XVIII hubo una gran peste y moría mucha gente, por lo que un sacerdote procedente de Morella propuso sacar en procesión una réplica de la imagen de la Virgen de Vallivana, y la peste desapareció. Como agradecimiento, se decidió construir una ermita en el año 1738 y nombrarla patrona de Picassent. Este santuario consta de una sola nave con dos altares o capillas a cada lado y con una sola puerta de entrada. Sufrió desperfectos durante la Guerra Civil y, muy especialmente, en el retablo de su altar mayor y por ello fue reconstruido en el año 1947. La imagen que alberga es obra del escultor valenciano Enrique Galarza, siendo una imagen de vestir realizada con madera de cerezo en 1939 ya que la original fue destruida. Existe una réplica de la patrona de Picassent y se venera en la base militar de la Antártida en una hornacina de metacrilato sobre un pequeño altar en la base llamada “Gabriel de Castilla”, ubicada en la Isla Decepción. Adjuntamos un antiguo grabado, un retablo cerámico y el canto de sus Gozos.
