


En el año 1670 se realizaron unas reformas en la
Iglesia de la Inmaculada de
Navajas y, al retirarse el retablo mayor, apareció en un hueco una
imagen de la Vírgen en un relicario de madera dorado. En la Guerra Civil desaparecieron todos los altares y retablos del
edificio, así como este óleo sobre tabla del siglo XVI que representaba a la
Virgen, y a la cual el pueblo denominó
Virgen de la Luz por sorteo. El
icono actual es una réplica realizada en el año 1939 de una imagen traida desde
Italia por la
Duquesa de Mélito. El camarín de la Virgen en la Iglesia data del siglo XIX y está decorado con columnas corintias acanaladas. La representación de la
Virgen de la Luz suele ser aquella donde muestra a la
Vírgen evitando caer en las fauces de un monstruo maligno, mientras sostiene su alma y al
Niño Jesús.