En la fachada de una casona de la Calle Corregería de Valencia encontramos un fenomenal retablo cerámico que representa la Presentación de Jesús en el Templo y que posiblemente proviene de la iglesia de Bétera ya que hay dos retablos muy similares en el Museo Benlliure que provienen de allí.
El Levítico nos cuenta que todo primogénito debía ser consagrado al Señor en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos. Por ello José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como era obligatorio llevar una ofrenda y ellos eran pobres, llevaron dos palomas blancas. Al entrar en el templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.