El Beato Gaspar de Bono nació en la Calle Cañete de la ciudad de Valencia en Enero de 1530, siendo su más ilustre hijo y así lo demuestran en las fiestas que el vecindario le dedica, y sus padres fueron modestos artesanos de la villa de Cervera que se establecieron en la ciudad como tejedores de lino. Su madre, todavía joven, quedó después completamente ciega y se ganaban la vida afilando cuchillos y vendiendo juguetes de poco valor. Gaspar entraba poco más tarde en el Convento de Dominicos de la ciudad pero, por la pobreza de su casa, tuvo que volver a su antiguo empleo.
Llegó de esta manera hasta los veinte años y Gaspar se alistó en el ejército de Carlos V. Por su condición de tartamudo, que compartía con San Valero, le profesaba gran devoción a este. En el ejercicio de las armas transcurrieron diez años y, en una escaramuza militar, cayó en un pozo seco y sus enemigos le abrieron la cabeza y le dejaron por muerto. En aquella terrible angustia prometió ingresar en la Orden de San Francisco de Paula si salía con vida y así lo hizo y en el año 1560 ingresó en la Orden contemplativa de los Minimos del Convento de San Sebastián. Por intervención del Beato Juan de Ribera, Gaspar fue elegido provincial de su orden. Falleció en Julio del 1604, se le dedicó una capilla en la Catedral de Valencia, otra en la Iglesia de San Sebastián y los restos de sus reliquias, ya que su cuerpo completo que estaba en una urna fue profanado durante la guerra civil, se encuentran en la Iglesia de San Nicolás.