Es posible que hubiese en tiempos remotos un
santuario dedicado a alguna divinidad que sería sustituida por la devoción a la
Virgen de la Esperanza alrededor del S.VII. Pero lo bien seguro es que después
de la Reconquista, a finales del S.XIV, se construyó una pequeña ermita
en Segorbe dedicada a la Esperanza y Santa Bárbara. El templo empezó a adquirir gran
importancia cuando alrededor del año 1495 el infante Enrique de Aragón, primo
de Fernando el Católico, fundó en este mismo lugar un monasterio de la Orden de
los Jerónimos, que sería finalmente abandonado tras la desamortización de
Mendizábal y dañado en las Guerras Carlistas. Hoy aún podemos observar sus
impresionantes ruinas. Por tanto, desde el S.XV puede decirse que el pueblo de
Segorbe peregrina en romería hasta su santuario.
La historia de la ermita y el culto a la Virgen de la Esperanza han estado entonces muy ligadas a la del monasterio, aunque esta
capilla ha logrado sobrevivir a las circunstancias históricas y las numerosas
dificultades. Así, en el año 1582 estaba totalmente arruinada y se restauró
poco después. A mediados del S.XIX fue restaurada de nuevo, aunque a principios
del S.XX estaba otra vez en ruinas. Es en 1906 cuando se acomete una
completa rehabilitación dándole el aspecto que ahora conocemos en un estilo cercano al bizantino.