La ermita de San Jerónimo de Valencia fue construida por los vecinos del barrio de Orriols en el año 1848 para venerar una imagen del santo que les habían dejado los monjes jerónimos cuando abandonaron el barrio. Desde entonces ha estado dedicada al culto, aunque en el año 1936 en el inicio de la Guerra Civil, dejó de hacer su labor pastoral y pasó a ser una vivienda normal, carpintería, colegio y varias cosas más que la fueron degradando hasta quedar casi abandonada. Fue el cura Hilarino Valladares quien recuperó el interés por la ermita ya en los años noventa y lo contagió a sus sucesores, uno de los cuales, José Antonio Rodríguez, consiguió que se reconstruyera en 1998 aprovechando la urbanización de la calle Duque de Mandas. Para ello fue necesaria una primera desacralización, el derribo del edificio existente y la reconstrucción de una ermita idéntica a la que existía, todo ello con el compromiso de que después se dedicara al culto.
Otras huellas importantes dejadas por este santo en la ciudad de Valencia son la magnífica escultura de la portada de la Iglesia del Monasterio de San Miguel de los Reyes, el relieve de la fachada del Colegio del Arte Mayor de la Seda ya que este santo era su patrón y la parroquia de Orriols. En la Comunidad Valenciana es obligatorio mencionar el magnífico Monasterio de San Jerónimo de Cotalba en Alfahuir que da nombre a un pueblo como es el de Lugar Nuevo de San Jerónimo.