La Ermita de San Cristóbal de Culla se halla en un
paraje impresionante desde donde se divisa, entre otras vistas, la de la ermita
bajo la misma advocación de Benassal. Los vecinos de Culla construyeron esta
ermita a finales del s. XVIII para honrar al santo sin necesidad del entonces fatigoso
desplazamiento al santuario vecino de Benassal,
siendo su estado de conservación muy bueno.
La ermita está edificada en la cumbre de una loma
sobre una gran plataforma que forma una extensa explanada frente a ella, con un
área recreativa en las proximidades. Es un edificio austero con fábrica de
mampostería, refuerzos de sillares y cubierta de tejas a doble vertiente. En
uno de sus lados tiene adosada una amplia porchada, construida en 1918, con
cuatro arcos de medio punto laterales y uno frontal. El interior sigue la
sobriedad general, aunque es noble y despejado. Consta de tres naves separadas
por columnas con capiteles jónicos, pero sin capillas laterales, dividida en
dos tramos, crucero y cabecera. La bóveda es de cañón, soportada por arcos de
medio punto, salvo en las naves laterales que es de arista y en el crucero que
se cubre con una cúpula rebajada sobre pechinas que no sobresale al exterior.
Tiene coro alto a los pies y los cortos brazos del crucero se destinan a
sacristía y sala para los exvotos. El altar está presidido por un cuadro con la
imagen del santo titular. Su festividad se celebra el lunes siguiente a la
Pascua de Pentecostés. Hay romería a la ermita con traslado de la imagen del
santo, misa, bendición de los vehículos y comida campera. Por la tarde se
reparte la prima y se regresa procesionalmente al pueblo.