Se sabe que el cuerpo de San Víctor estuvo sepultado junto con un vaso conteniendo su sangre en la Catacumba Ciríaca de Roma y que en su sepulcro constaba su nombre como mártir. Y es que en el año 1684 una terrible dolencia azotaba a los jóvenes de Forcall haciendo que murieran súbitamente. Ante esto, la historia nos dice que un sacerdote local pidió a su primo que se hallaba en Roma que orase ante la tumba de los Apóstoles para que cesara tal calamidad. Y no sólo esto hizo sino que solicitó del Papa Inocencio XI el cuerpo de un santo mártir que fue entregado en el año 1686 con grandes festejos. El cuerpo sufrió muchos daños en las Guerras carlistas y en la Guerra Civil por lo que sólo se conservan pequeños trozos de reliquias en la iglesia parroquial. Adjuntamos la partitura de los gozos.
