De los muchos ataques piratas que sufrieron las playas de Alcossebre
cabe destacar el realizado a mediados del siglo XVI cuando, tras desembarcar unos forajidos en
Alcossebre, llegaron hasta Alcalà de Xivert y atacaron la ciudad, prendiendo fuego a las
puertas del recinto y adentrándose por la Puerta de San Juan. Tan sólo la heroica
resistencia de las gentes del pueblo permitió derrotar al enemigo. En memoria
de este suceso se colocó una lápida de piedra en el exterior del Portal de San
Juan y, a finales del siglo XIX, ésta fue trasladada a la esquina de una casa
de las inmediaciones. Su contenido dice así: "En 17 de noviembre 1.547,
día Sº Acisclo y Victoria, 500 moros atacaron esta villa y la combatieron 8
horas, y dieron fuego a esta puerta, y por intercesión de estos Santos nos
libramos de su ira, y corridos los aganeros, se volvieron a su armada de
galeras y galeotas rabiando sin pilla." En la Calle de San Juan también
encontraremos la Capelleta de San Juan Bautista y los Santos Acisclo y Victoria,
compuesta de un panel cerámico rectangular apaisado de quince losetas. Además, la magnífica fachada de la iglesia parroquial de San Juan Bautista tiene en dos de sus hornacinas a San Acisclo y Santa Victoria flanqueando al santo titular.
San Acisclo es el primer mártir de la historia de la
ciudad de Córdoba, junto a su hermana Santa Victoria y los dos son los Patrones de
Córdoba. Fueron mártires de la primera persecución que afectó a la ciudad bajo el dominio del emperador Septimio Severo y Dión como pretor
quien, por decreto del año 202, ordenó la muerte de los seguidores cristianos. San
Acisclo fue degollado a las orillas del río, mientras que Santa Victoria fue
asaeteada en el anfiteatro romano.