La antigua ermita o capilla eremítica de San Miguel de Corbera es un claro ejemplo de las conocidas como Iglesias de Reconquista, la cual fue ordenada construir por orden del Rey Jaime I en 1248, erigida por los colonizadores que poblaron estas tierras y, por entonces, parroquia. Se eligió este emplazamiento por ser lugar prominente y centro geográfico aglutinador para que pudieran reunirse y acudir a misa todos los cristianos de las alquerías dispersas por el término. La población de Corbera no existía entonces como tal y, una vez concluida la obra, se trasladó allí por un tiempo la imagen de la Virgen del Castillo, imagen medieval de madera policromada que estaba en la capilla del castillo y que posteriormente fue trasladada a la parroquia, donde puede contemplarse aactualmente, y se formó un pequeño núcleo habitado a su alrededor. Se construyó pues la ermita como parroquia de Corbera, perdiéndola a favor de Riola en entre finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, perdiendo la importancia que tuvo. Tras varias ruinas y reconstrucciones estuvo en culto hasta finales del siglo XIX, aunque ya solamente se abría para la celebración del día del Santo, lo que representó la recta final de su degradación y se abandonó definitivamente.
Se trata del clásico sistema estructural de una torre de vigilancia árabe del siglo XI dependiente del castillo. La capilla de San Miguel de Corbera se erigía así en medio de la baronía para levantar un puente invisible entre los habitantes de su territorio natural y la divinidad y el intercesor de ambos mundos, el terrenal y el celestial, era San Miguel. Él era el protector de las cosechas y bienes de los pueblos que conformaban la "Vila i Honor de Corbera" en tiempos de desastres y calamidades. Las ruinas del histórico edificio aún pueden verse sobre la Muntanyeta de Sant Miquel, colina cercana a Corbera, que se ha visto reducida alarmantemente por la utilización indiscriminada de la misma como cantera para la construcción de la autopista que pasa a sus pies.
En la diócesis hay ermitas dedicadas al arcángel San Miguel en Benifairó de la Valldigna, Corbera, en la pedanía requenense de El Derramador y en la propia Requena, Gilet, Llíria, Sagunto, Serra, Ademuz, además de la ermita de San Miguel de Soternes, en Valencia. San Miguel es también titular de parroquias de Burjassot, Bellreguard, Benifallim, Catarroja, Quart de les Valls, Carrícola, Puebla de San Miguel, Jalance, El Derramador, Enguera, Cotes, Benissivá, Murla, Vall d´Ebo, La Garrofera de Alzira, Gata de Gorgos, Tous, Benigànim, Alquería de Aznar, Salem, Palma de Gandia, Agres, Barx y Simat de la Valldigna.
Se trata del clásico sistema estructural de una torre de vigilancia árabe del siglo XI dependiente del castillo. La capilla de San Miguel de Corbera se erigía así en medio de la baronía para levantar un puente invisible entre los habitantes de su territorio natural y la divinidad y el intercesor de ambos mundos, el terrenal y el celestial, era San Miguel. Él era el protector de las cosechas y bienes de los pueblos que conformaban la "Vila i Honor de Corbera" en tiempos de desastres y calamidades. Las ruinas del histórico edificio aún pueden verse sobre la Muntanyeta de Sant Miquel, colina cercana a Corbera, que se ha visto reducida alarmantemente por la utilización indiscriminada de la misma como cantera para la construcción de la autopista que pasa a sus pies.
En la diócesis hay ermitas dedicadas al arcángel San Miguel en Benifairó de la Valldigna, Corbera, en la pedanía requenense de El Derramador y en la propia Requena, Gilet, Llíria, Sagunto, Serra, Ademuz, además de la ermita de San Miguel de Soternes, en Valencia. San Miguel es también titular de parroquias de Burjassot, Bellreguard, Benifallim, Catarroja, Quart de les Valls, Carrícola, Puebla de San Miguel, Jalance, El Derramador, Enguera, Cotes, Benissivá, Murla, Vall d´Ebo, La Garrofera de Alzira, Gata de Gorgos, Tous, Benigànim, Alquería de Aznar, Salem, Palma de Gandia, Agres, Barx y Simat de la Valldigna.