La
vieja ermita dedicada a Santa Lucía se construyó en el
siglo XIII y hoy está completamente arruinada aunque aún conserva
restos suficientes para poder evocar su pasado esplendor. Ya
mencionada en la Crónica del rey Jaime I, Salvassòria fue
parroquia desde el siglo XIII hasta 1773, fecha en la que se
construyó la iglesia de La Llacua y pasó a depender de ella, en el entorno de Morella, iniciando desde entonces su declive y progresiva decadencia económica
y demográfica. A pesar del abandono y desolación en la que se
encuentra actualmente, se ubica en un paraje de gran encanto y
belleza con un entorno natural y paisajístico muy valioso. Igualmente e famoso acueducto de Morella lleva por nombre el de nuestra santa.
De su
estructura quedan tan solo en pie los paramentos exteriores
sostenidos por los sólidos contrafuertes y los arcos apuntados que
soportaban la desaparecida techumbre, todo ello invadido por la
vegetación. Entre los elementos que han sobrevivido destacan su
hermosa portada románica y la espadaña de doble hueco en precario
equilibrio, una de cuyas campanas, la conocida como Campaneta de
les Ànimes y que ahora se halla en la iglesia de La Llacua, fue
fundida en el siglo XV y se exhibió en el pabellón de la Comunidad
Valenciana durante la Exposición Universal de Sevilla en 1992. Del
interior nada queda desde que se completó su ruina en el transcurso
de la Guerra Civil. En esas fechas desaparecieron de aquí las tablas
pintadas en 1448 por el maestro Valentín Montoliu, que formaban
parte de un retablo dedicado a Sant Jordi.