Nos cuenta el Cronista de Cox Patricio Marín que la antigua patrona de Cox
es la Virgen de las Virtudes, en algún tiempo llamada Nuestra Señora de Cox, y
su devoción se remonta a la época medieval, siendo una de las advocaciones
marianas más antiguas de la Vega Baja del Segura. Dos versiones tenemos
respecto al hallazgo de su imagen. Una dice que antiguamente en la glorieta de
Cox había un huerto de olivos. Un día un moro fue a coger olivas, pero no
terminó de llenar su canasto cuando, en un momento que se dio la vuelta
apareció volcado. El moro, como si nada, volvió a llenarlo pero nuevamente, en
otro descuido, el canasto apareció vuelto y las aceitunas desparramadas.
Observó entonces que había un niño por allí y pensando que él era el culpable
le arrojó una piedra, dando no al niño sino a una mujer, que resultó ser
la Virgen de las Virtudes, y el niño, claro está, era su
Hijo. El actual convento se corresponde con el templo que edificaron los carmelitas descalzos al establecerse en un convento de esta orden una vez
derribada la pequeña ermita medieval en honor a Ntra. Sra. de las Virtudes. En
cambio, otra versión nos relata que la imagen estuvo oculta hasta el año 1382
hasta que se apareció sobre un olivo a un moro llamado Lajarín que estaba
labrando en dicho sitio, el que, convocando a otros, la apedreó y, dándole una
de las piedras en el rostro, lastimó su mejilla cuya señal permanece hasta hoy;
pero, como castigo, se quedó ciego y la imagen desapareció; sabido esto por
los cristianos, fueron al olivo y, cavando en sus raíces, la encontraron junto
con una tarjeta de plomo en su regazo que decía: Sum mater Dei et regina
Virtutum; esto es, “Soy la madre de Dios y la reina de las Virtudes”. El pueblo
allí mismo erigió una ermita en la que se conservó hasta el año 1611 en que se
fundó en el mismo lugar el Convento de los padres carmelitas. Ambas imágenes, la del Carmen y la de las Virtudes, procesionan juntas.