La magnífica ermita de Nuestra Señora de la Huerta
de Ademuz fue erigida en estilo románico en el siglo XIV y fue sede de la
Cofradía de Nuestra Señora de la Huerta, fundada en ese mismo siglo, y que hizo
de este edificio uno de los más renombrados del territorio. No falta quien
recuerda la leyenda de que Jaime I pudo dejar aquí una imagen de la Virgen que
llevaba en su estandarte. A lo largo de su prolongada historia el edificio
sufrió transformaciones notables cuando la cabecera se vio ampliada en el siglo
XVI con la adición de dos capillas laterales cubiertas con bóvedas góticas. De
1673 data la construcción del actual presbiterio de estilo barroco. Coronado
por una luminosa cúpula sobre pechinas, este espacio estuvo decorado con bellos
motivos en esgrafiado, de los que quedan algunos restos. El interior consta de
tres naves, la central el doble de ancha que las laterales, definidas por dos
series de arcos románicos y que configuran una planta rectangular. De los
primeros tiempos de existencia de la ermita data la interesantísima pintura
mural gótica de María Magdalena, situada en uno de los arcos centrales y conserva
el coro de madera, a los pies del templo, sobre la entrada.
Del exterior destaca sin duda su porche sostenido por dos gruesas columnas toscanas, la espadaña de dos luces y, especialmente, su portada de tradición románica con una inscripción moderna en hebreo del Salmo V. El desaparecido retablo mayor, también barroco, acogió la imagen de la Virgen de la Leche con donante, tabla valenciana del siglo XV de influencia flamenca y hoy custodiada en la sacristía de la iglesia arciprestal de san Pedro y san Pablo de Ademuz, obra del pintor valenciano Bertomeu Baró de 1460. Otras obras como el retablo de San Juan Bautista, de la escuela del Maestro Perea, datado de finales del siglo XV, desaparecieron. Es incomprensible cómo se ha permitido que un edificio de este valor patrimonial se halle literalmente adosado a un moderno centro de enseñanza. Adjuntamos tres artículos relacionados del incansable estudioso Raúl Eslava del ICERA de Ademuz.
Del exterior destaca sin duda su porche sostenido por dos gruesas columnas toscanas, la espadaña de dos luces y, especialmente, su portada de tradición románica con una inscripción moderna en hebreo del Salmo V. El desaparecido retablo mayor, también barroco, acogió la imagen de la Virgen de la Leche con donante, tabla valenciana del siglo XV de influencia flamenca y hoy custodiada en la sacristía de la iglesia arciprestal de san Pedro y san Pablo de Ademuz, obra del pintor valenciano Bertomeu Baró de 1460. Otras obras como el retablo de San Juan Bautista, de la escuela del Maestro Perea, datado de finales del siglo XV, desaparecieron. Es incomprensible cómo se ha permitido que un edificio de este valor patrimonial se halle literalmente adosado a un moderno centro de enseñanza. Adjuntamos tres artículos relacionados del incansable estudioso Raúl Eslava del ICERA de Ademuz.