La ermita que cobija el Cristo del Mar en Benicarló tiene al parecer sus antecedentes en tiempos anteriores a la reconquista cristiana del siglo XIII. Y es que existen noticias que había junto al mar una pequeña ermita dedicada a Santa Cándida a la cual el rey Jaume I obsequió en el año 1233 una talla de madera de la Mare de Deu del Mar, cambiándose entonces la titularidad del templo por el de la Virgen del Mar. Hoy nos queda la rotulación de una calle como recuerdo de aquella advocación y una capilla.
Santa Cándida o Càndia fue un personaje legendario, compañera de Santa Ursula de Colonia y, como ella, virgen y mártir por lo que comparte la leyenda de Santa Ursula y las Once Mil Vírgenes. Nacida en la Britania romana en el S.IV, formaba parte del séquito de la princesa Ursula en su viaje, huyendo del matrimonio acordado con el rey pagano Herteri. Cuando llegaron a Colonia siguieron viaje hacia Roma y, después de ver al Papa, volvieron a Colonia a pie. La ciudad había estado conquistada por los hunos, que mataron a Ursula y las once mil compañeras que se habían negado a abjurar de su fe y a renunciar a su virginidad. Probablemente, la leyenda parte del martirio de un grupo de vírgenes cristianas en Colonia, quizás durante las persecuciones de Diocleciano en el 304. En la sacristía de la Catedral de Tortosa se veneran los cráneos y otros huesos atribuidos a las santas Cándida y Còrdula enviados en abril de 1351 por el arzobispo de Colonia. Fueron proclamadas patronas de la ciudad y quizás por eso pasó esta advocación a Benicarló en tiempos de la repoblación.